El primero paso será un descontaminado de la carrocería ya que si los poros de nuestra laca están sucios afectara al tacto y al brillo.
En el caso del tacto, será rugoso, e incluso áspero. Recordemos siempre que estamos hablando a nivel microscópico pero podemos verlo a simple vista. Se nota cuando al lavar el coche no veamos el agua deslizar uniforme. En ese caso observaremos que el agua hace una película por la carrocería sin llegar a escurrir correctamente.
La luz también se comporta diferente. Cuando entra en por un poro sucio no llega a la pintura de nuestro coche. Este efecto lo observamos incluso después de lavarlo con los mejores champús. También incluso si hemos aplicado cera notaremos que no brilla como debería. Por lo tanto, al no penetrar la luz y rebotar en la pintura, percibiremos que no tenemos profundidad en el color del coche. Este efecto puede acentuarse a los dos o tres años de comprar el coche, especialmente en las ciudades.
El primer paso es lavar el coche, a continuación descontaminaremos la carrocería con una claybar para limpiar afondo toda la superficie. Con este paso ya se nota la suavidad adquirida al eliminar toda esa suciedad microscópica.
Aclaramos el coche y lo secamos completamente ya para comenzar a trabajar con un polish adecuado para cada tipo de laca, una vez tenemos todo el coche pulido comenzaremos con un polish de grado medio y terminaremos con otro para brillo.
Durante estos pasos iremos eliminando pequeños swirls o micro arañazos, marcas de excrementos de ave y mosquitos.
Una vez hemos retirado los restos de polish y tenemos el coche nuevamente seco, aplicamos de dos a tres manos de cera para una protección profesional de la pintura.
No debemos olvidar que este tratamiento es para ganar un mayor brillo en el coche y un tacto mucho más agradable, y como hemos dado una pasadas con un polish de corte logramos eliminar muchas marcas superficiales de la carrocería.
